En esta etapa, el agua es tratada con reactivos químicos para reducir la cantidad de compuestos indeseables así como disminuir la carga algal y bacteriana, dejándola preparada para obtener una mayor eficiencia en la etapa posterior.

En la ETAP se usan como agentes oxidantes y desinfectantes el cloro, ozono y dióxido de cloro.

A lo largo de esta etapa se reduce la materia orgánica disuelta en el agua así como los sólidos suspendidos. Tiene lugar en dos etapas:

• Coagulación y floculación: es el proceso que permite desestabilizar partículas y formar los flóculos mediante la adición de reactivos químicos como coagulantes y floculantes.
• Decantación: es el proceso mediante el cual se separan los flóculos del agua por acción de la gravedad en los decantadores, obteniendo un agua más clarificada por la parte superior, y un fango o lodo de clarificación, por la parte inferior. Este lodo será luego tratado en la línea de fangos.

Es un tratamiento con ozono que se emplea para romper los microcontaminantes orgánicos con el fin de facilitar la adsorción en los filtros de carbón activo.

Consiste en hacer pasar el agua a través de filtros de carbón, un material que gracias a su superficie porosa, permite retener contaminantes que no se han eliminado en etapas anteriores del proceso de tratamiento.

Tras atravesar este sistema de filtración, formado por 12 unidades de carbón activo granular, el agua presenta unas características organolépticas adecuadas.

Al final de todo el proceso, se le añade cloro para mantener la desinfección a lo largo de la red de distribución y que llegue en perfectas condiciones al punto de suministro.

En el proceso de decantación se obtiene un fango que precipita al fondo. Este fango pasa un tratamiento donde primero se concentra en un espesador y posteriormente se deshidrata en un filtro prensa para después ser retirado por un gestor autorizado.